- Pelar los calabacines y cortarlos en rodajas más bien gorditas (como de 1 cm).
- Colocarlos en una fuente de cristal con un 1 cm de agua en el fondo, y cocinar en el microondas durante 10 m a máxima potencia (800 MW).
- Pasado ese tiempo y cuando las rodajas de calabacín estén blandas pero sin deshacerse, escurrir y colocar sobre papel absorbente para retirar el exceso de agua. Salarlos.
- Cubrir con el tomate frito el fondo de una fuente resistente al horno. Colocar una capa de rodajas de calabacín y cubrir con el queso, e ir alternándolas hasta acabar con una capa de queso, algo más gruesa.
- Meter al horno medio, previamente calentado a 220 ºC durante 15 minutos, o hasta que se dore la capa de arriba. Servir enseguida.
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